martes, 1 de febrero de 2011

Teoría de las Manzanas

Los humanos somos un animal muy caprichoso, el más caprichoso. Para poder comprobar mi hipótesis daré un ejemplo:
Imagínense en una casa de veraneo a pocas cuadras de la playa, junto con, como mínimo, un familiar o conocido, un día de calor, a las 10 AM, deciden ir a la playa, tu acompañante imaginario te avisa que llevará manzanas para comer allí, tu le dices que está perfecto y se encaminan hacia el destino paradisíaco. Cuando llegan, te metes en el mar, Oh! que linda sensación- piensas. Luego de un rato, cuando se te secan los labios por el sodio del agua, decides ir con tu acompañante y le dices: Tengo hambre, dame mi manzana!. Él obedece y luego todos contentos, claro! cuando sean las 12 ya no tendrás qué almorzar... Ahora, volvamos para atrás, qué tal si tu acompañante no te hubiera dicho que llevaban manzanas para comer? Seguramente te hubieras quedado en el mar desde que llegaste, hasta las 12, y para cuando tu pansa en verdad crujiera de hambre tendrías para comer manzanas y estarías contento. Osea, ese "hambre" que sentiste en la primera parte, no era hambre... era un capricho... A los humanos nos parecen "necesarias" algunas cosas, solo porque sabemos que dichas cosas ya están en nuestro poderío...

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