viernes, 18 de marzo de 2011

El botón de emergencia...

Él nunca se había percatado de ese detalle, de ese equeño picmento, de color rojo, comparado con el Universo, nunca había sido atraído, tan atraído, por ese elemento, y eso que él lo veía siempre, pues se encontraba en el ascensor, de la casa de su abuela, que vive en el piso 6º. El trayecto del ascensor estaba, ahora, en el 3º piso, y el muchacho se atrevió a tocar ese pulsador, sin fuerza, solamente tocarlo, sentir la textura de la pintura, dándole importancia a la nada cotidiana, se quedó allí, quieto, y el botón, solemne, sobresalía de la placa metálica que compartía con sus hermanos, blancos y negros todos, cuando, cortando el momento el estruendoso sonido del los cables del elevador siendo detenidos, abrió la puerta y entró a la casa de su nana... después, se enteraría que el botón escarlata, que tanto lo había hipnotizado, no funcionaba, pero eso no cambiaría nada, él estaba maravillado...

4 comentarios:

  1. pues tio, a ti si que te entretiene cualquier mierda!

    Camus

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  2. ¿Puedo preguntar, completamente carente de respeto, que coño tiene de fascinante un boton de ascensor?

    Joder, consigue una vida.

    Alethea

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  3. Recuerdo haberme quedado meditando, en algun momento, sobre aquel motor que pondría en marcha esa sucesión de imágenes excelsas en lujuria. Fue tal el momento de autismo, que finalizó en calamidad, poniendo a flote la arena del fondo de la mente, frente al gran jefe.

    Onanistus

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  4. jajajaj facu quienes son esos tres? ajajajajajajajajajajajajajajajaja te quiero, buena historia

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